Expertos denuncian que los derechos reproductivos de las camboyanas han sido olvidados por el tribunal que juzga a la guerrilla
Una joven camboyana en una de las cooperativas de trabajo de los setenta. GUNNAR BERGSTRĂMARCHIVOS DEL CENTRO DE DOCUMENTACIĂN DE CAMBOYA)
Souk (nombre ficticio) fue obligada a casarse con un jemer rojo que no habĂa visto nunca antes en una rĂĄpida ceremonia de masas que durĂł menos de cinco minutos. Tras el enlace nupcial, la mujer fue instada a entrar en una habitaciĂłn para mantener relaciones sexuales con Ă©l y, ante su negativa, fue violada a punta de pistola por uno de los oficiales para que accediera a consumar su matrimonio. âMe dijo que si me violaba y gritaba me matarĂa a tirosâ, declarĂł bajo un pseudĂłnimo ante los magistrados del tribunal que juzga los crĂmenes cometidos por los lĂderes de esta guerrilla comunista en Camboya entre 1975 y 1979.
La mujer debĂa ver a su marido cada 10 o 15 dĂas bajo la vigilancia de los soldados que trataban de asegurarse de que mantenĂan relaciones maritales. âDespuĂ©s de esa advertencia, despuĂ©s de esa violaciĂłn, tuve que cerrar la boca y aceptar vivir con mi nuevo esposoâ. Souk dio a luz a finales de 1978.
El tribunal, integrado por el Gobierno camboyano y las Naciones Unidas, denominado las Salas Extraordinarias de las Cortes de Camboya (ECCC por sus siglas en inglĂ©s), comenzĂł a escuchar los testimonios de las vĂctimas de los matrimonios forzados el pasado mes de agosto. Pero Souk es tambiĂ©n vĂctima de los embarazos forzosos, una atrocidad que no va a ser investigada como un crimen distinto pero relacionada al de los matrimonios.
No hay anĂĄlisis acerca del consentimiento de la mujer, dejando en el olvido los derechos reproductivos de las camboyanas
Las solicitudes de los abogados de las partes civiles han sido rechazadas por los jueces de instrucciĂłn para el caso 004 de la investigaciĂłn [la Ășltima secciĂłn del tribunal, para el cual todavĂa se desconoce la fecha] citando cuestiones de legalidad, falta de tiempo y evidencias, una decisiĂłn que se hizo pĂșblica a mediados de junio de la mano de la Oficina de los Jueces de InstrucciĂłn. El tribunal ECCC es el Ășnico mecanismo legal que puede juzgar los crĂmenes cometidos por la guerrilla en los años setenta, incluidos los crĂmenes de gĂ©nero. Los lĂderes de los jemeres rojos, hoy octogenarios, estĂĄn muriendo sin ser juzgados. Su lĂder, Pol Pot, muriĂł en 1998 sin rendir cuentas.
Cuando los jemeres rojos se hicieron con el poder, en 1975 evacuaron completamente las ciudades, abolieron la religiĂłn, la propiedad privada, el dinero y el sistema judicial. Las familias fueron separadas por gĂ©nero y edad a travĂ©s de la vida completamente colectivizada y enviadas a los campos de trabajo donde debĂan trabajar de sol a sol para cumplir las inalcanzables cuotas de producciĂłn. Se estima que murieron alrededor de 1,7 millones de personas como consecuencia del hambre, las ejecuciones masivas o el trabajo forzado durante los cuatro años del rĂ©gimen: una cuarta parte de la poblaciĂłn.
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LAS VIOLACIONES QUE SUPUESTAMENTE NO SUCEDIERON
La violaciones fuera de los matrimonios forzados se estĂĄn investigando para prĂłximo caso 004 del tribunal, pero los jueces de la investigaciĂłn no han llegado a ninguna conclusiĂłn hasta la fecha.
Durante años se pensĂł que apenas habĂan ocurrido debido a varios mitos. Por un lado, las relaciones sexuales fuera del matrimonio estuvieron prohibidas durante el rĂ©gimen y clasificadas como actos inmorales. Ambas partes ademĂĄs podĂan ser ejecutadas de ser descubiertas. Por otro lado, los testigos y vĂctimas de violaciĂłn no comenzaron a hablar hasta despuĂ©s de 30 años de las atrocidades como resultado de la abogacĂa.
SegĂșn los estudios realizados por la investigadora Kasumi Nakagawa en 2008 y Katrina Natale en 2011, durante el rĂ©gimen se llevaron a cabo violaciones en grupo, especialmente antes de las ejecuciones, asĂ como violaciones en las cooperativas, a travĂ©s de la explotaciĂłn y esclavitud sexual.
La gran mayorĂa de los crĂmenes reportados señalan a los oficiales jemeres rojos y no constan perpetuadores civiles. Los objetivos mĂĄs comunes fueron los grupos de poblaciĂłn perseguidos por el rĂ©gimen como enemigos, en particular minorĂas Ă©tnicas como la vietnamita y en su mayorĂa mujeres.
La gran mayorĂa de las declaraciones recogidas hasta la fecha por el tribunal y la organizaciones que trabajan con los supervivientes señalan que en este contexto cientos de hombres y mujeres, que no se habĂan visto nunca antes, fueron obligadas a casarse y pasar la noche juntos para consumar su matrimonio. Como resultado de estas uniones forzadas, que se celebraron en todo los pueblos del paĂs, un alarmante nĂșmero de matrimonios forzados dieron lugar embarazos, pero se desconoce el nĂșmero concreto.
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âUn nĂșmero estimado serĂa imposible, es un tema profundamente arraigado en la cultura camboyana y muchas mujeres no estĂĄn dispuestas a compartir su historia de vida personal que todavĂa es percibida por la sociedad como una vergĂŒenzaâ, expone Youk Chhang, director del Centro de DocumentaciĂłn de Camboya, que ha recolectado mĂĄs de un millĂłn de informes relacionados con el rĂ©gimen de los jemeres rojos.
Los fiscales y abogados de las partes civiles sostienen que los matrimonios forzados fueron diseñados en parte para asegurar que la poblaciĂłn se duplicarĂa a 20 millones de personas en una dĂ©cada para conseguir fuerza de trabajo para el rĂ©gimen y las filas revolucionarias. De este modo, podrĂan contrarrestar los millones de decesos que comenzaron en 1969 con el bombardeo de Estados Unidos en Camboya en el contexto de la guerra de Vietnam y la sangrienta guerra civil que tuvo lugar entre 1970 y 1975.
Los abogados defensores de los lĂderes de los jemeres rojos Nuon Chea y Khieu Samphan, quienes ya recibieron sentencias de cadena perpetua en 2014 despuĂ©s de haber sido encontrados culpables de crĂmenes contra la humanidad, y cuyas sentencia fueron ratificadas el pasado 23 de noviembre, exponen sin embargo que la forma en que el rĂ©gimen buscaba aumentar la poblaciĂłn no fue a travĂ©s del matrimonio forzoso, sino mejorando las condiciones de vida.
Para Theresa de Langis, especialista en derechos humanos de las mujeres en situaciones de conflicto y postconflicto afincada en Camboya, afirmar que no hay informaciĂłn sobre el expediente que demuestre que la impregnaciĂłn forzada existiĂł como parte de la polĂtica de matrimonio forzado âes un ultrajeâ. âLos testimonios que se han escuchado hasta la fecha muestran los severos impactos en las salud y la psique de las mujeres como resultado de esta casi inimaginable carga añadida en una Ă©poca de hambruna masiva, trabajo esclavo y niveles de enfermedad epidĂ©micaâ.
La AsociaciĂłn Transcultural Psicosocial de Camboya (TPO por sus siglas en inglĂ©s), la Ășnica organizaciĂłn que trata los problemas mentales en el paĂs, señala en un informe publicado en 2015 que muchas mujeres supervivientes sufren problemas ginecolĂłgicos y de salud como dolores o discapacidades, asĂ como traumas que han tomado muchas formas, como ansiedad, depresiones, flashbacks o ataques de pĂĄnico.
Los violaciones provocaron traumas en mujeres y hombres que sucumbĂan a violar a sus nuevas esposas bajo la amenaza de ejecuciĂłn
âEl calendario de la solicitud estĂĄ relacionado con la falta de voluntad del tribunal para escuchar todo el alcance de los crĂmenes de gĂ©nero que ocurrieron. Los defensores desde el principio han tenido que presionar para la inclusiĂłn de estos crĂmenes. Como resultado, el matrimonio forzado y las violaciones dentro de esos matrimonios se han escuchado en el caso 002/2â, expone la experta.
La abogada e investigadora argentina MarĂa Lobato, quien trabajĂł en temas de violencia de gĂ©nero en Camboya y escribiĂł un amplio informe sobre los embarazos forzados publicado en marzo de 2016, expone que juzgar los embarazos forzados como un crimen separado y relacionado a los matrimonios es âcompletamente posibleâ bajo las reglas internas del tribunal, pero el juicio âpodrĂa ser mĂĄs controvertidoâ.
Los embarazos forzados fueron reconocidos como crĂmenes de lesa humanidad por primera vez en el Estatuto de Roma de la Corte Internacional de 1998, mucho despuĂ©s de la caĂda del rĂ©gimen de los jemeres rojos de los años setenta. Pero la ley cuenta con una clĂĄusula que permite tambiĂ©n juzgar como crĂmenes de lesa humanidad âaquellos actos no determinados especĂficamente en la ley y que pueden ser considerados como actos inhumanosâ que estĂĄ utilizando actualmente el tribunal para juzgar las deportaciones, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias, o incluso los matrimonio forzados, sostiene Lobato.
La abogada considera que cada uno de estos crĂmenes requiere un anĂĄlisis diferente y concurrente, pero las gestaciones parecen haber desaparecido de la atenciĂłn tanto de las partes civiles como de los jueces. âLos embarazos forzosos han sido completamente invisibilizados, caracterizando la funciĂłn reproductiva de la mujer como una consecuencia inevitable de los matrimoniosâ. NingĂșn tribunal hĂbrido o internacional ha perseguido este tipo de crimen hasta la fecha, expone en su informe.